El arte cinético nos lleva de lo estático a lo dinámico. Posiblemente el movimiento (su raíz griega es kinesis, movimiento) es la mejor palabra que, en su simplicidad, definiría el arte cinético. A lo largo de los años el artista ha intentado incorporar el movimiento a sus obras en un intento de conquistar la realidad, pero con el arte cinético se logra la creación en una obra de un movimiento propio.
El camino que diferentes artistas han seguido para llegar a plasmar esta característica en sus obras ha sido cuanto menos dificultoso y finalmente logrado con ayuda de la tecnología.
El camino hacia el arte cinético, el papel de la fotografía
Ya sean pintores, fotógrafos o escultores, los estudios para incorporar el movimiento en sus obras se basaron en crear imágenes o secuencias que dividían el movimiento de lo representado en partes. A través de estas partes o secuencias se cuestionaba de alguna forma la realidad, intuyendo que en el proceso de contemplación podíamos perder parte de información.
El arte cinético nos lleva de lo estático a lo dinámico. En el caso de los pintores se intentó siempre captar el momento o una sucesión de los mismos a través de los efectos lumínicos o collages, en el caso de Impresionistas y Abstraccionistas. Los Futuristas también indagaran en el estudio del movimiento al cual darán vida mediante luz, color y forma en sus representaciones.
Es curioso que donde más se avanza en este proceso de demostrar el movimiento sea en el campo fotográfico. Es incuestionable el peso de la tecnología en el arte cinético. Un ejemplo del estudio del movimiento a través de la fotografía sería Étienne Jules Marey, utilizando la cronofotografía como reveladora de determinadas secuencias que el ojo humano es incapaz de captar.
Los primeros campos donde se aplicó este tipo de fotografía serían en el deporte o en la naturaleza, captando momentos como el aleteo de las aves.
El importante papel de la escultura en movimiento
En su intento de captar la realidad hasta el último detalle, la escultura busca también integrar el movimiento en sus obras. Ya desde los primeros años del siglo XX encontramos artistas que ahondan en esta perspectiva de representación.
El arte cinético nos lleva de lo estático a lo dinámico. Un ejemplo de ello sería la obra de Umberto Boccioni, en su obra Formas únicas de continuidad en el espacio, llevando a cabo un profundo estudio del cuerpo humano.
En estos primeros pasos a lo que posteriormente conoceremos como arte cinético, los escultores quieren dar un salto cuantitativo en sus obras, alejándose de lo estático para incorporar un dinamismo hasta este momento desconocido.
Fuente: https://moovemag.com