El increíble origen del Auto-Tune el efecto sonoro que devora la música

El increíble origen del Auto-Tune el efecto sonoro que devora la música. Trap, reguetón, pop, electrónica… La herramienta de sonido, basada en un método de exploración geofísica, se ha convertido en un lugar común y provoca tantas críticas como adeptos

El increíble origen del Auto-Tune el efecto sonoro que devora la música

Cher fue la primera. Hace 23 años, en lo que hoy se considera uno de los ‘singles’ más vendidos de la historia. En 1998 no era fácil de prever, pero la producción de ‘Believe’ supuso un viraje en la industria del pop. Antes del famoso estribillo (“Do you believe in life after love?”), la voz de contralto de Cher se transforma en un quiebro robótico, como perdida en una señal telefónica. Aquel efecto sonoro arrasó (empezó a conocerse como ‘efecto Cher’) y los productores de ‘Believe’ prefirieron mantener en secreto esa primera vez en que el Auto-Tune se aplicaba de forma evidente, tal y como lo conocemos ahora. Cuando Rob Dickins —entonces presidente de Warner Music en Reino Unido— escuchó ‘Believe’, pidió a los productores que eliminaran el efecto. Y Cher se negó en redondo: “Por encima de mi cadáver”.

El increíble origen del Auto-Tune el efecto sonoro que devora la música. Han pasado más de 20 años desde entonces, y Auto-Tune se ha convertido en uno de los ‘softwares’ musicales más influyentes de la historia. El curso de la música —ya sea una moda arbitraria o una evolución necesaria— lo ha situado hoy en un renacimiento indiscutible. Trap, reguetón, dembow, pop, incluso flamenco. El efecto se ha fundido con la industria, como lo han hecho los géneros musicales en las últimas décadas. Desde Kanye West hasta Rosalía, pasando por Radiohead, Black Eyed Peas, C. Tangana o Bad Gyal, que lo ha convertido en una extensión de sus cuerdas vocales durante sus conciertos (“¡he vuelto, zorras!”). Esos gorjeos digitales de la voz, que asustaron al ejecutivo de Warner, son ahora un lugar común. La herramienta comenzó a usarse como un corrector del tono en los estudios, para asegurar que ninguna de las notas emitidas por un vocalista estuviera fuera de afinación. Y quizá por ello, durante años, el uso de Auto-Tune se planteaba como un maquillaje imperceptible. Como una tecnología clandestina, la ‘chapa y pintura’ de los estudios de grabación. Al menos, así es como lo concibió su creador, el geofísico Andy Hildebrand.

De los yacimientos de petróleo al estudio

Las bases del funcionamiento de Auto-Tune surgieron en la década de los setenta, cuando el joven ingeniero Andy Hildebrand trabajaba para la petrolera Exxon. Su encargo consistía en desarrollar un sistema que interpretara la vibración y la reflexión del sonido en la superficie de la Tierra para hallar yacimientos de petróleo. “Estaba trabajando en un área de geofísica donde emites sonidos en la superficie de la Tierra (o en el océano), escuchas las reverberaciones y, a partir de esa información, intentas averiguar cuál es la forma del subsuelo. Es como escuchar un relámpago y tratar de averiguar cuál es la forma de las nubes”, explicó el ingeniero en ‘Priceonomics’.

Aunque Hildebrand siempre había vivido de las matemáticas y la física, también era un apasionado de la música. Cuando dejó Exxon, comenzó a estudiar composición en la Shepherd School of Music de Rice University. Y lo más importante: comenzó a experimentar con sintetizadores e instrumentos electrónicos. Durante una cena, alguien bromeó y pidió a Hildebrand que inventara algo “que le hiciera cantar afinado”. Esa fue, en esencia, la semilla del Auto-Tune. El increíble origen del Auto-Tune el efecto sonoro que devora la música.

Hildebrand relacionó el tratamiento de datos sísmicos (acústicos) y su aplicación en la geofísica con una herramienta que permitiera manipular las frecuencias y ajustarlas a una escala musical concreta. En 1996, inventó la primera versión del Auto-Tune en su portátil. “Me lo quitaban de las manos”, recordaba el ingeniero. Al principio, los estudios más importantes de Los Ángeles lo compraron para abaratar los costes de grabación. Las tomas y la posproducción interminables para conseguir una afinación uniforme eran historia. Auto-Tune había desterrado a los cantantes desafinados. Y, para algunos, a todos los cantantes.

“Yo nunca uso Auto-Tune para que no se note”, explica a este periódico Harto Rodríguez, productor especializado en música urbana, que ha trabajado con artistas como C.Tangana, Rels B, Cariño o Pedro LaDroga. “Lo uso a lo bestia, para conseguir ese punto moderno en la voz, no como corrector de la afinación”. Rodríguez plantea la doble faceta del Auto-Tune, esa que ha llevado a ‘Time’ a incluirlo en su lista de los 50 peores inventos: “Es una tecnología que puede hacer que los malos cantantes suenen bien y que los realmente malos suenen como robots”, según la revista. El increíble origen del Auto-Tune el efecto sonoro que devora la música.

Fuente: www.elconfidencial.com

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