La inteligencia artificial como motor de la auditoría. Antes de nada, hay que poner en su lugar a la inteligencia artificial (IA) dentro del mundo del análisis de datos.
La inteligencia artificial se ha convertido en una palabra de moda utilizada para describir incluso la automatización simple, pero las diferencias son importantes.
La automatización robótica de procesos (RPA) es el nivel más bajo de automatización. RPA sigue reglas estrictas y, cuando se programa correctamente, ejecuta procesos repetitivos como la automatización de flujos de trabajo de contabilidad, la recopilación de datos y la transferencia automática de información sin interacción humana. La inteligencia artificial como motor de la auditoría.
Las organizaciones han comenzado a combinar uno o más niveles de automatización inteligente para lograr un mayor rendimiento y eficiencia operativa.
Por simplificar, diremos que la IA es aquella tecnología capaz de aprender por sí misma, y, por lo tanto, llegar a tomar decisiones propias basadas en experiencias previas.
Sin embargo, el uso de la IA también supone un reto a la hora de gestionar los riesgos inherentes a la misma. Una tecnología que está poco regulada y que plantea todavía grandes cuestiones éticas y legales. La inteligencia artificial como motor de la auditoría.
Igualmente, no hay que olvidar que la IA proviene de una programación, y que evitar los sesgos que haya podido tener el programador es otro gran reto a la hora obtener resultados eficientes.
Finamente tenemos que tener en cuenta la calidad del dato, ya que el uso de bases de datos de baja calidad provocará igualmente sesgos en los resultados finales.
Por supuesto, cuando la velocidad de razonamiento superará con creces el pensamiento humano, será necesario garantizar tanto el origen de los datos como la trazabilidad del resultado.
La IA no puede funcionar por sí sola, sino que necesita de la interacción humana, tanto en la fase de aprendizaje como posteriormente, en la toma de decisiones, ya que estamos hablando de un potencial de resultados de «caja negra» que carecen de trazabilidad y responsabilidad en caso de falla o fraude. La inteligencia artificial como motor de la auditoría.
En este sentido, la Unión Europea prepara una batería de medidas para abordar las oportunidades y desafíos de la IA, centradas en la confianza en la tecnología y en su potencial impacto tanto en los ciudadanos a nivel individual como en la sociedad y economía. Las nuevas normas buscan también garantizar un ambiente propicio para que los investigadores, desarrolladores y empresas puedan trabajar. La Comisión pretende destinar 20.000 millones de euros al año para potenciar las inversiones privadas y públicas en tecnología de inteligencia artificial.
El Parlamento trabaja en una propuesta de la Comisión, presentada el 21 de abril de 2021, para que Europa se convierta en el centro mundial de una IA que genere confianza.
Para analizar el impacto futuro de la IA en la era digital en la economía de la Unión y en preparación a la propuesta legislativa de la Comisión, el Parlamento ya cuenta con una comisión especial sobre inteligencia artificial.
Los eurodiputados quieren que las normas contemplen el respeto a la intervención y la supervisión humana. El proyecto de informe centrado en las cuestiones éticas propone cómo garantizar la seguridad, la transparencia y la responsabilidad para evitar cualquier forma de sesgo y discriminación, así como el respeto de los derechos fundamentales. La inteligencia artificial como motor de la auditoría.
El objetivo de esta legislación es aprovechar al máximo las posibilidades de la IA, y dar a las empresas y nuevas empresas espacio para la innovación, y la inversión de apoyo necesaria.
La IA permite el desarrollo de una nueva generación de productos y servicios, incluso en sectores en los que las empresas europeas ya tienen posiciones sólidas: economía verde y circular, maquinaria, agricultura, salud, moda, turismo. La IA se usa para agilizar y optimizar las rutas de venta, mejorar el mantenimiento de las máquinas, aumentar la producción y la calidad, mejorar el servicio al cliente y ahorrar energía.
Aplicado a la auditoría estamos hablando de una tecnología capaz de aprender en base a patrones previamente definidos por una persona, analizar los datos internos de la empresa y externos de otras empresas en tiempo récord y, por último, tomar decisiones por sí misma, en función del aprendizaje adquirido. La inteligencia artificial como motor de la auditoría.
Si rebuscamos entre grandes cantidades de datos, para emitir una opinión, y si tenemos en cuenta estas nuevas herramientas, se podrían aplicar algoritmos a los datos contables y codificar una solución de IA que detectara las anomalías, los riesgos y que incluso, con alma de auditor, emitiera una opinión profesional al respecto.
Se podrán ahorrar horas de trabajo de revisión de documentación por parte del personal del equipo de auditoría y dedicar el tiempo al análisis de los resultados que arrojen las herramientas utilizadas, con espíritu crítico y juicio de auditor.
Fuente: www.directivosygerentes.es